RLE1. INTRODUCCIÓN

El tipo de cambio en México, concretamente en los escenarios de depreciación o devaluación, generalmente es utilizado como punto de referencia para evaluar el desempeño macroeconómico de nuestro país. La historia ha cristalizado de manera pesimista e inclusive caótica estos periodos; no obstante, es pertinente la pregunta sobre si la depreciación siempre ha sido una señal de estancamiento y crisis económica. El sistema de tipo de cambio ha variado a través de las últimas seis décadas. Cada sistema se implementó para solucionar problemas económicos y políticos específicos de cada periodo.

En esta nota abordamos el tema de la depreciación de la moneda nacional con la finalidad de desmitificar la idea de la depreciación como índice de mal desempeño económico. Analizaremos desde una perspectiva simple, pero no simplista, las consecuencias de la reciente depreciación del peso mexicano frente al dólar estadounidense. Se muestra que ante el nuevo contexto con las nuevas instituciones como el Banco de México y el sistema de libre flotación del tipo de cambio, la depreciación tendrá repercusiones menores sobres los sectores económicos y sus efectos serán distintos dependiendo de las actividades comerciales que se realicen en cada uno. Para ello se recurrió a la formulación de un modelo simple lineal, pero en grado general, para recrear situaciones que son afectadas por choques en el tipo de cambio. Analizamos a estas empresas que tienen ventas, costos de insumos y gastos derivados de la producción ponderados por el tipo de cambio. En la aplicación de este modelo, introdujimos casos particulares de los subconjuntos empresariales donde es necesario identificar los efectos sobre los choques que causa el tipo de cambio.

En general, la aplicación del modelo arrojó diversos resultados dependiendo del sector en cuestión. Es por ello que cada uno es presentado en este texto de forma separada, pues de esta manera es posible apreciar sus particularidades. Los hallazgos y conclusiones a las que se llegó se presentan a continuación. Es necesario señalar que las siguientes afirmaciones son basadas únicamente en las alteraciones que provoca la depreciación de tipo de cambio en el sector en general, por lo que sería posible encontrar casos particulares que por diversas circunstancias sean diferentes a lo que le sucede al sector entero.

El sector automotriz se ha beneficiado por el abaratamiento de sus exportaciones, lo que se refleja en la creciente producción total nacional en lo que va del año, pues de manera acumulada sigue rompiendo un récord histórico mes con mes. Sin embargo, debido a que las armadoras de autos son de procedencia extranjera no todas las ganancias derivadas de esta transacción permanecerán en el país. Respecto a la inversión extranjera directa, resultaría viable el pronosticar que la actual popularidad por invertir en el sector automotriz en México siga floreciendo por motivo del abaratamiento de la mano de obra mexicana, al ser pagada en pesos mexicanos y no en dólares. Por lo tanto, es posible afirmar que el sector automotriz se vería beneficiado, mientras que no es posible saber si dichos beneficios se quedarían en el país.

El sector agroalimentario, uno de los principales sectores mexicanos con comercio internacional, ha sido caracterizado por ser importador neto durante los últimos cinco años. Al ser un mercado abierto se ve necesariamente afectado por el tipo de cambio, los precios internacionales de los granos y alimentos, y el desempeño económico de los países que demandan los productos mexicanos. Aunque los precios internacionales disminuyeron y se ha desacelerado la economía de varios socios comerciales de México, el efecto de la recuperación macroeconómica estadounidense y la depreciación del peso fomentarán la mayor exportación de los productos agroalimentarios. La tendencia es que México invierta su relación comercial con el extranjero y se convierta en exportador neto de alimentos.

En el sector turismo la depreciación de la moneda nacional tiene un impacto positivo.  Los extranjeros perciben a México y sus destinos turísticos relativamente más baratos por lo que están dispuestos a viajar y consumir dentro del país. Por lo tanto, hay un incremento de visitantes que consumen productos nacionales y un aumento de divisas que entran al país.

En el sector de remesas y transferencias se mostró que el valor de las remesas para las familias mexicanas aumenta por la depreciación ya que son enviadas en dólares. Aplicando un modelo que muestra un caso similar a una empresa que importa sus insumos y exporta sus productos para el consumo final, el valor de las transferencias en términos relativos se ve beneficiada en todo momento cuando las ganancias de la empresa son positivas.

El sector petrolero se vio afectado de diferentes maneras: el precio internacional del petróleo disminuyó significativamente, la producción petrolera nacional se contrajo, entre otros. El estudio mostró que la depreciación del peso mexicano ayuda a que el ingreso por ventas aumente en términos de moneda nacional. Sin embargo, por intereses, pago de deuda y demás obligaciones en dólares la empresa estatal se ha visto perjudicada. Lo cual, al agregar ambos efectos, resulta en pérdidas.

Por otro lado, sería deseable encontrar un agente representativo de los mexicanos como un promedio de todos ellos y decir si al mexicano promedio le afectó o le benefició la depreciación del peso frente al dólar. Un ejercicio como éste es posible, pero poco preciso e, inclusive, engañoso. Agregar a todos los mexicanos y decir qué les pasó, conlleva el problema de no saber qué le pasó al individuo mexicano; porque, en realidad, el mexicano promedio no existe, es una hipótesis que se formula y que a veces es conveniente, pero en esta ocasión no será el caso. Por lo que en general, no es posible afirmar si la situación de los individuos mejoró o empeoró ya que esto depende de sus condiciones particulares que llegan a ser bastante variadas y complejas. Lo que es posible observar es que los consumidores más expuestos a verse afectados son aquellos que adquieren directamente artículos en dólares, mientras que los que consumen productos que se encuentran dentro de los que integran la medición de la inflación no han visto un cambio importante hasta ahora, lo cual no quiere decir que eventualmente no lo vean. Hay mexicanos a los que dicha depreciación les terminó beneficiando y otros a los que les sucedió lo contrario. Inclusive, a cada uno de ellos les pudo haber beneficiado por alguna situación y perjudicado por otra diferente simultáneamente.

Finalmente, cuando una moneda se deprecia, los precios de los insumos importados del exterior se encarecen relativamente y las empresas pueden absorber este costo o transmitirlo al consumidor. Si la transmisión de costos a los precios se da de forma generalizada, los precios al consumidor aumentan, lo cual concierne al banco central ya que su principal objetivo es mantener el poder adquisitivo de la moneda. Por ello, la depreciación del peso preocupa a las autoridades monetarias pues el riesgo de inflación es latente.

Actualmente la inflación está siendo controlada de tal manera que se encuentra en mínimos históricos, por esto es que hasta el momento se observa que la depreciación no se ha trasladado de los empresarios a los consumidores. Lo anterior ayuda al análisis en cuestión, pues los consumidores no ven un aumento en el precio de los productos debido a la depreciación, o al menos en los productos que se contemplan en la medición de la inflación. Por lo que la presente nota no se enfocará en un estudio del consumidor, sino un análisis de varios subconjuntos empresariales.


Puedes seguir leyendo el artículo en la versión PDF del primer número. En dicha versión se podrían encontrar notas a pie de página que hayan sido eliminadas en esta versión digital